Coloquios con J. I. Herce Más caza

Juan Béjar, historia viva de la taxidermia española. Coloquios con J. I. Herce

Juan Béjar es historia viva de la taxidermia española, cofundador de ANTAX, pero también fue rehalero y sigue siendo un cazador impenitente al que le entusiasma el jabalí.

Cesáreo caza. José Ignacio Herce
José Ignacio Herce Álvarez es secretario de la Comisión de Homologación de Trofeos de Caza Mayor de la Comunidad de Madrid y director de la Reserva Nacional de Caza de Sonsaz en Madrid.
la taxidermia Caza
José Ignacio Herce con Juan Béjar, historia viva de nuestra taxidermia.

Son muchos años los que hace que conozco a mi buen amigo Juan José Béjar Delgado (JB), un referente en el mundo de la taxidermia de nuestro país, pero Juan es algo más que un prestigioso taxidermista, tiene una larga trayectoria en este mundillo cinegético como nos va a descubrir en este, espero, interesante coloquio.

la taxidermia Caza
Juan Béjar es mucho más que un taxidermista excepcional, la taxidermia es su profesión, pero es cazador desde niño y fue un rehalero sobresaliente.

JIH: Como decimos Juan es conocido sobre todo por su profesión, pero también tiene una importante trayectoria cinegética, Juan, ¿cómo comienzas en el mundo de la caza?

JB: Pues comencé bastante jovencito, nada menos que con cinco años más o menos.

En aquella época salía al pinar con mi escopetilla y me pasaba toda la mañana y a veces hasta la tarde detrás de los pajarillos y ardillas, que es lo que encontraba por allí.

JIH: ¿Esa afición tan temprana te vino por la familia?

JB: ¡Qué va, para nada! En mi familia nadie era cazador, de hecho, mi padre era pescador y me llevaba con él, pero llegué a ser tan malo en la pesca, que decidí que eso no era lo mío y me dediqué a la caza que me gustó de siempre (sonríe).

Mi primera pieza de caza la conseguí poco antes de irme a la mili y fue un lobo, el primero que se cazaba en la zona desde hacia más de veinte años, y fue porque tuve la suerte de cruzármelo, no te creas que fue después de un trabajo concienzudo de búsqueda (sonríe). Eso me picó mucho más.

«Mi primera pieza de caza la conseguí poco antes de irme a la mili y fue un lobo, el primero que se cazaba en la zona desde hacia más de veinte años»

JIH: En esa época es cuando conoces a nuestro amigo Perico González Castejón y comienzas tu aventura como rehalero, cuéntanos esa experiencia.

JB: Pues sí, sobre el año ochenta le conocí justo cuando comenzaba con su rehala y como ambos teníamos ganas de cazar con los perros, ir a monterías y demás, decidimos juntos ir haciendo la rehala y así veintitrés años juntos en los que creo que conseguimos hacer una gran rehala, grandes amigos y aportar algo al mundo de la caza, como conseguir un mayor respeto para lo perros y para la figura del rehalero.

Pasada esa época, seguimos caminos distintos, yo he seguido cazando, acudiendo a monterías, recechos, etc., pero ya como cazador.

«Sobre el año ochenta conocí a Perico Castejón, justo cuando comenzaba con sus perros, decidimos juntos ir haciendo la rehala y así veintitrés años juntos»

JIH: Y ¿qué es lo que más te gusta, la caza mayor o la menor?

JB: Alguna vez he cazado la menor, pero prefiero la mayor porque me gustaba que me quedara ‘algo’ después de cazar.

Me encanta la montería y sobre todo el jabalí, que para mí es un animal tremendamente listo y difícil de cazar.

He cazado mucho el jabalí en abierto dentro de España y fuera en muchísimos países y el más grande que tengo es un medalla de plata, una muestra de lo difícil que es conseguir un buen trofeo de esta especie.

«He cazado mucho el jabalí en abierto dentro de España y fuera en muchísimos países y el más grande que tengo es un medalla de plata»

JIH: ¿Crees que el ser cazador te ha ayudado a la hora de ejercer la taxidermia?

JB: Claro que sí, y más en aquella época en la que no había Internet y la posibilidad de ver muchas fotos como ahora.

Entonces era más complicado tener ese contacto con los animales, ser cazador te permitía ver y conocer muchos rasgos de ellos que de no ser cazador no podría apreciarlos.

JIH: ¿Cómo te dio por iniciarte en el mundo de la taxidermia?

JB: Para mí tanto la caza como la taxidermia siempre han ido íntimamente ligadas.

Cuando era pequeño y cazaba un pajarito u otro animalillo, me daba lastima que ahí se acabara todo e intentaba disecarlo, imagínate lo que salía… (ríe), lo rellenaba con paja, algodón o con lo que había y me duraba lo que duraba que era poco, pero ya buscaba esa continuidad.

Fue sobre 1985 cuando comencé profesionalmente con la taxidermia, la caza me ayudó al trabajar con algunos trofeos que cogíamos con la rehala y nos cabían en la furgoneta, la verdad es que despegamos muy fuerte y nos fue bastante bien.

«Fue sobre 1985 cuando comencé profesionalmente con la taxidermia, la caza me ayudó al trabajar con algunos trofeos que cogíamos con la rehala»

JIH: ¿Cómo aprendiste este arte?

JB: De forma totalmente autodidacta, porque cuando intentabas ir a algún taller de taxidermia te cerraban las puertas, había un gran secretismo en torno al tema, lo que era una pena.

Tan solo conseguí unos cuadernillos muy básicos que editaba el Instituto Jungla y con eso empecé, y después de muchos errores, conseguimos ir haciendo las cosas mejor.

«Aprendí taxidermia de forma totalmente autodidacta. Tan solo conseguí unos cuadernillos muy básicos que editaba el Instituto Jungla y con eso empecé»

JIH: ¿Cuál es para ti el objetivo de la taxidermia?

JB: Para mí es conseguir guardar un lance y mantener unos momentos vividos para toda la vida.

JIH: ¿Crees que todo el mundo que naturaliza un animal lo hace con esta idea?

JB: Hay de todo, evidentemente, me he encontrado con mucha gente que lo que quiere es hacer que ese recuerdo perdure y otros que tan sólo buscan la imagen del trofeo conseguido para salir en catálogos, prensa, etc.

Recuerdo una vez que homologamos un trofeo de 198 puntos de venado, que no esta nada mal, y cuando llamé al cliente para decírselo lo primero que me soltó fue «¿y no ha llegado a los 200?, pues vaya m…». Ese es un tirador no un cazador.

JIH: ¿Cómo comienza tu andadura profesional?

JB: Como te dije, fue en 1985 cuando ya me establecí como profesional en un local de la calle Ibiza de Madrid, donde estuve treinta y cinco años, y que muchos recordareis porque cobrar o entregar el trofeo por la ventana del bajo ya que no se podía aparcar… hasta que ya fue imposible seguir trabajando así y lo dejé.

JIH: ¿Cómo surge la Asociación Nacional de Taxidermistas (ANTAX)?

JB: En 1992 salieron una serie de normativas que nos afectaban directamente al colectivo, y ante la necesidad de comunicarse con las administraciones de una manera colegiada, José Luis Benedito, Paco Coin y yo decidimos crear ANTAX de la que yo fui presidente durante 20 años, hasta 2018.

Con esta asociación conseguimos que se nos respetara tanto desde las Administraciones como desde los poderes públicos, ya que hasta entonces se nos trataba casi como delincuentes.

También sirvió para dar formación, asesoramiento, etc. a los profesionales.

«Con la creación de ANTAX conseguimos que se nos respetara tanto desde las Administraciones como desde los poderes públicos, ya que hasta entonces se nos trataba casi como delincuentes»

JIH: ¿No crees que buena parte de vuestros males vienen por la existencia de muchos taxidermistas ‘furtivos’?

JB: Efectivamente, había muchos talleres clandestinos contra los que luchamos desde ANTAX, muchos se legalizaron, pero otros no porque eran muy pequeños y no «les salían las cuentas», para otros era un segundo trabajo, por lo que les pasaba lo mismo y con ellos no conseguimos nada.

JIH: ¿Cuándo consideras que ha sido la época dorada de la taxidermia en España?

JB: Sin duda a partir del año 2000. La taxidermia

Nosotros hacíamos exposiciones en las instalaciones del Club Atlético de Madrid, luego en el Hotel Convención y más tarde en Venatoria, que fue donde ya pudimos hacer una exposición de nuestros trabajos mucho más abierta y la gente podía comparar, lo que nos obligó a ser más exigentes con nosotros mismos.

JIH: ¿Y que me dices de estos ‘amigos’ que te los hacen gratis o casi gratis?

JB: Pues mira, eso es muy peligroso porque esta gente no conoce las técnicas de los profesionales ni sus materiales y, lógicamente, para que el trabajo les salga rentable tienen que utilizar materiales malos que a la larga se ‘cargan’ el trofeo y eso es en la mayoría de los casos irrecuperable.

A mí me han traído trofeos muy buenos a ver si se los podía arreglar y eso ya te digo que es casi imposible la mayor parte de las veces.

JIH: Juan, como vocal de la Comisión de Homologación de Trofeos de Caza Mayor de la Comunidad de Madrid, dinos cuáles son los errores que se cometen con más frecuencia por los taxidermistas y que pueden afectar a la homologación de manera negativa.

JB: Una mala limpieza, no saber desengrasarlos bien, lo que hace que cuando el hueso se seca ya no hay quien la saque y los huesos se quedan amarillos, luego según los materiales que usen no tienen brillo o los pintan, por ejemplo, a los rebecos les cortan las bases internas… en fin, trofeos sin ninguna calidad y que están para dejarlos detrás de la puerta más que para exhibirlos.

Concretamente con el tema del color se pierden muchos puntos, y si los huesos los han limpiado con lejía pues pierden peso…

Un mal trabajo y/o una mala presentación pueden malograr lo que habría sido una buena puntuación y eso, recuerdo, no se recupera.

«Un mal trabajo y/o una mala presentación pueden malograr lo que habría sido una buena puntuación y eso, recuerdo, no se recupera»

JIH: Seamos sinceros, ¿qué es lo más rentable para los taxidermistas?

JB: Sin duda, los safaris, y eso que han bajado algo por diferentes factores, entre ellos porque las casas son más pequeñas que antes, porque las paredes ya no aguantan esos pesos y porque las ‘santas’ aguantan menos… (ríe).

«Lo más rentable para un taxidermista son, sin duda, los safaris, y eso que han bajado algo por diferentes factores»

JIH: Cuéntanos como es el proceso de trabajo

JB: Aquí has dos formas, naturalizarlo con piel o de hueso.

Si es de piel tienes que tomar una serie de medidas para montarlo, hay que desollarlo y prepararlo para el curtidor y cuando ya esta listo dependiendo de la postura que quiere el dueño se monta.

Al hueso se le quita la carne, se le desengrasa bien, se blanquea, se pule, etc.

JIH: Digamos que sois un poco escultores… la taxidermia

JB: Claro, primero hacemos una escultura y después la vestimos.

Hay que fijarse en cómo van los músculos, longitudes, hay que conocer el animal muy a fondo, cosa que ahora es más fácil como decíamos anteriormente, pero antes era bastante difícil por la carencia de medios.

Se me ha dado el caso de traerme para hacer entero un takín dorado, animal que yo no había visto en mi vida, y poder naturalizarlo gracias a Internet, porque sólo tenía una piel y unos cuernos.

«Los taxidermistas en cierto modo somos escultores, ya que primero hacemos una escultura y después la vestimos»

JIH: ¿Cómo se consigue que el animal parezca vivo? ¿Y la expresión?

JB: Mira, hay que conocer el animal, yo recomiendo ver muchas fotos porque eso te ayuda a conocer los detalles, no hay que intentar hacerlo de memoria, y sobre todo cuidar la calidad de lo ojos o con los curtidos, porque por ahorrar dinero te cargas un trofeo.

JIH: ¿Qué es más difícil o más complicado hacer, la caza mayor o la menor?

JB: La caza mayor es más difícil y trabajosa, sobre todo en los animales de pelo corto, como algunos africanos, en los que hay que hacer un trabajo anatómico fabuloso, aunque un conejo o una liebre son muy difíciles, no lo dudes.

JIH: Como curiosidad, ¿cuál es el país más puntero en materia de taxidermia?

JB: Sin duda Estados Unidos, allí hacen casi todo animales enteros y además no tienen miedo a exhibirlos.

JIH: ¿Normalmente se sabe preparar un trofeo en el campo o cuando te lo llevan te encuentras con verdaderos desastres?

JB: Mira, un trofeo hay que tratarlo bien desde el principio.

Por ejemplo, no se puede meter un trofeo en una bolsa de plástico y cerrarlo porque se cuece, hay que llevarlo al aire, también es fundamental que los guías y/o los propios cazadores sepan sacar esa piel para no malograr el trofeo, cosa que ha pasado en muchas ocasiones.

A este respecto tú como secretario de la Comisión de Homologación de Trofeos de Caza Mayor de la Comunidad de Madrid sabes que vamos a hacer alguna jornada en esta línea para guías o similares de zonas tanto públicas como privadas y para cazadores.

JIH: ¿Es verdad que cuando os llevan los trofeos o los sacáis por la calle os dicen de todo?

JB: A mí no me ha pasado nunca, pero sí que se de clientes y compañeros que ha tenido que oír de todo y es algo que creo va en aumento.

JIH: Para ir terminando, ¿cómo ves el mundo de la rehala?

JB: Yo lo viví el momento bueno con Perico, Periquillo… Ahora la gente monta una rehala con cuatro perros que les han regalado y ves como estos pasan al lado de la res y ni se enteran.

Hay que seleccionar los perros para una rehala y eso también hay que saber hacerlo, no lo olvides.

Por ejemplo, un cruce de podenco con mastín me parece excepcional, mientras que el uso de sabuesos en monterías considero que es un gran error ya que empiezan a latir sin que haya nada y despistan a todos los otros perros, además de ser un perro cobarde que no entra a los agarres…

Ahora los perreros no van a sacar la caza y llevarla a los puestos, ahora interesan los agarres por eso se usan razas como los alanos, chatos  y perros de agarre en general.

«Yo lo viví el momento bueno de las rehalas con Perico, Periquillo… Ahora la gente monta una rehala con cuatro perros que les han regalado»

JIH: Como cazador, ¿cómo ves el futuro de la caza?

JB: Pues no lo veo bien, en muchos casos se esta cazando casi en secreto, prácticamente se oculta.

Por ejemplo, en el tema de la homologación hay mucha gente que no quiere homologar para que no se se sepa que cazan, y eso que hay más caza que nunca, aunque también es cierto que la caza se ha prostituido bastante con el tema de cercados y artificialización que ha hecho perder el valor a trofeo que antes era un logro conseguirlo.

Ha dejado casi de ser un reto, se ha perdido ese espíritu, ya nade espera a que bajen las reses, ya no se habla de los lances o como han trabajado los perros, quizá se ha perdido la magia.

«La caza se ha prostituido bastante con el tema de cercados y artificialización que ha hecho perder el valor a trofeo que antes era un logro conseguirlo»

JIH: ¿Y de  la profesión? 

JB: Pues mira, creo que ahora seremos unos setecientos u ochocientos taxidermistas en toda España y, que yo sepa, nadie se esta dando de baja.

Ahora estamos en un momento de vuelta a la normalidad, digámoslo así, a los tiempos anteriores a la pandemia que causó estragos en casi todos los sectores.

Pese a lo anterior, sí es cierto que en muchas fincas que se dedican a bodas y demás han tenido que retirar los trofeos porque esta mal visto, también se comenta que quieren prohibir la importación de trofeos y eso sí que nos hundiría porque con el producto interior no se podría vivir.

«Se comenta que quieren prohibir la importación de trofeos y eso sí que nos hundiría porque con el producto interior no se podría vivir»

Todo un placer de ‘coloquiar’ con alguien como Juan Béjar, alguien que siente la caza porque la lleva dentro desde muy chiquito, que la ha vivido con los perros de rehala que es una de las maneras más preciosas de vivirla y que se ha dedicado profesionalmente a mantener vivos esos recuerdos cinegéticos consiguiendo que siempre estén con nosotros.

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