'Mi bandera anual', por José García Escorial - Cazawonke

José García Escorial

‘Mi bandera anual’, por José García Escorial

Ya lo he comentado varias veces, yo nunca fui muy de banderas hasta el Mundial de Fútbol de 2010, cuando nuestra enseña inundó todas las ciudades y pueblos de España, y también fue paseada por el medio mundo que siente lo español como propio.

Y yo (como le pasó a Pockets, Red Buttons, en la película Hatari) no lo pude ver, porque estaba en África, en el Soccer Stadium de Johannesburgo disfrutando en directo del triunfo de nuestra selección, del equipo de fútbol nacional de España.

Cada año me traigo de España una bandera, se la adquiero al chino de al lado de mi oficina madrileño y se pone en un mástil de Paoland, y yo, el primer día, la miro arrobado como flamea en el aire limpio africano de Paoland.

A la temporada siguiente, llena de jirones provocados por el fuerte viento, la retiro.

«A la Bandera presenten armas» y yo cumplo esta orden militar cuando, cada día, casi al amanecer, paso por el lado de nuestra enseña nacional.

Los emigrantes, aunque seamos parciales, como es mi caso, tenemos siempre presente en nuestras ausencias nuestra alma mater, y ese recuerdo inmaterial lo hemos sentido ya sea en África, en Canadá o donde nos haya llevado por una larga temporada la caza y la aventura, y en mi equipaje ya viaja siempre la bandera roja y gualda.

Mi bandera anual, la de Paoland, va a ser testigo de una nueva temporada de caza y turismo, contemplará muchas alegrías, un montón de risas, cientos de abrazos, alguna lagrima de despedida, tal vez algún beso furtivo de enamorados, aunque también ocultará alguna decepción, callará quizás un clamoroso fallo, pero allá, en su poste, erguida, orgullosa, se sentirá parte de España.