Con la caza a cuestas Opiniones Relatos

Llamando a la puerta, por Ángel Luis Casado

Llamando a la puerta caza
Llamando a la puerta…

Siguen cayendo hojas del calendario –que de los árboles aún tardarán– y lo que parecía lejano ya está aquí, llamando a la puerta. Lo hemos sentido todos porque el aldabonazo resuena hasta tocar la fibra, provocando ese regusto que dejan siempre las buenas noticias cuando llegan, que no por esperadas, nos dejan de alegrar.

Con el otoño recién estrenado es la temporada quien nos visita y llama, quien golpea la aldaba y nos trae la mayor y la menor envueltas en 17 calendarios con sus respectivos reglamentos. Pero que no decaiga el ánimo porque, para facilitarnos un poco la vida, algunos de nuestros políticos lograron ponerse de acuerdo y se puede cazar con una sola licencia en 8 Comunidades Autónomas diferentes, a saber: Aragón, Asturias, Castilla y León, Comunidad Valenciana, Extremadura, Galicia, Madrid y Murcia. ¡Algo es algo!

Por fin cazaremos sin mascarillas

Este año –por fin– comenzaremos sin mascarillas u otras limitaciones. Todo apunta a que tendremos una temporada normal, al menos, en sus inicios; luego iremos viendo por dónde nos lleva el destino y el desatino de las nuevas leyes de estos verdes de escaparate y subvención que no dejan de asomar vía Decreto Ley.

Quien más y quien menos habrá revisado armas, cartuchos, ropa, calzado, el remolque, y ¡la documentación, oiga!, que dejarlo para el último momento no puede traer más que alguna desagradable sorpresa.

Escasez de lluvias puerta

En lo climatológico, no tiene la mejor pinta que digamos. El campo amarillea por las cuatro esquinas del suelo patrio debido a la escasez (y soy generoso) de lluvias. Por consiguiente, no habrá alfombra verde que pisar ni los animales tendrán la hierba que les recompongan las hechuras, tras el largo y extremo verano. Comprendo las necesidades económicas de empresas y/o fincas pero ni la caza, nuestros perros o nosotros mismos nos sentimos igual pisando barro –si fuera el caso– que hacerlo en campos duros y resecos. La ausencia de agua, en general, es un desastre que no requiere de más adjetivos ni argumentos. No tengan prisa por salir y denle la posibilidad de recuperarse a la naturaleza.

Poner en valor la caza es cosa de todos

Permítanme esta cuña en un artículo que invita a cazar pues al final, de caza se trata. La huelga de cazadores en Cataluña, con independencia de sus motivaciones, demuestra que con unión nos hacemos oír, logrando, incluso, que lleguen a la sociedad nuestras demandas. Así que vaya desde aquí mi reconocimiento.

Poner en valor la caza es cosa de todos; cuando lo entendamos y pongamos en práctica, habremos dado un gran paso adelante. Hace tiempo que vengo compartiendo con mi amigo Demetrio que el día que decidamos dejar de cazar (hagamos huelga, aclaro), igual vienen más de uno y de dos abanderados del no a la caza a suplicar que volvamos al campo.

Si la famosa ley de bienestar animal sale adelante, no sería mala ocasión de llevarlo a cabo (la inclusión del lobo en el LESPRE fue una oportunidad perdida que nos perseguirá siempre por sus consecuencias para ambas especies). Los ingresos de muchas entidades locales y regionales se resentirían no quedando el problema únicamente en el plano económico. Habría que añadir las desgracias personales por accidentes de carretera  o incluso en tren –como el sucedido en la línea de Alta Velocidad en Lérida (16.09.22) por un jabalí que provocó el retraso de 4,5 horas a 900 personas y que serán indemnizadas– , como vemos, daños económicos junto a daños en las cosechas y en la cubierta vegetal, enfermedades y la transmisión de estas al ganado y, por qué no, a las personas, etc., etc.

Ya va siendo hora de que vean que sus perogrulladas tienen consecuencias. De ahí que les haga esta reflexión y no encuentro mejor momento que este, antes del inicio de una nueva temporada.

¡Ánimo y a disfrutar! puerta

Tras la puerta nos aguardan jornadas de caza, de largas caminatas o de horas en el puesto… en días soleados o bajo inclementes aguaceros; de calor o frío; de ver trabajar al perro o de no verle ni el rabo. De afortunados lances o de quedarse con la miel en los labios o ni lo uno ni lo otro, que también los hay. De fuertes emociones o inacabable calma chicha. De aciertos y de errores. De algarabías y silencios. De bromas (el sentido del humor, siempre necesario), divertidas o no tanto. De tacos en el monte y comidas de mesa y mantel. De compañeros y amigos, de conocer gente… ¡de emociones!

Solo son algunas pinceladas de lo que es una temporada, el resto queda en su mano. La obra es suya. Sea protagonista y siga con orgullo nuestras tradiciones, ¡pero en todos los aspectos de la caza! En la de arrimar el hombro, también.

¡Ánimo y a disfrutar! Y que la seguridad sea siempre lo primero.

puerta Por Ángel Luis Casado Molina

www.librosdecaza.es / [email protected]

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