
Resulta que la batalla de Tarawa tuvo lugar del 20 al 23 de noviembre de 1943, durante la Segunda Guerra Mundial en el Pacífico.
La isla de Tarawa pertenece al grupo de las islas Gilbert, y tanto los estadounidenses como los japoneses chocaron con sus tropas durante tres días convirtiendo la batalla en una de las más sangrientas de la Segunda Guerra Mundial.
El caso es que, en la preparación de la batalla, la inteligencia militar americana era la encargada de hacer los preparativos para el desembarco, así como averiguar a qué número y la calidad de tropa poseían los japoneses.
Ciertamente los japoneses se cubrían para no ser descubiertos, tanto el número, calidad, cantidad de tropas y los materiales que tenían, como antiaéreos, artillería, así como todo aquello que podía favorecer el resultado de las posteriores operaciones militares.
Inferencia
Por otro lado, se define como inferencia como el proceso a partir del cual se obtienen conclusiones a partir de un conjunto de premisas.
Tenemos como inferencia el hecho, que los americanos a través de las fotos conseguidas por los aviones de reconocimiento, así como de los submarinos, empezaron a cosechar unas premisas a través de las cuales sacaron las conclusiones.
Los búnkers construidos por los japoneses se construían con una pared de hormigón en la entrada, para poder frenar la onda expansiva en caso de ser bombardeados. Si bien en un principio, no obtuvieron gran información de las defensas en general, pronto los americanos se dieron cuenta que en uno de los búnker había una entrada más grande, tanto que podía entrar un coche, y sacaron como conclusión que debía ser la del puesto de mando perteneciente al vicealmirante japonés.
Un vuelo de mierda
De la misma forma, las fotos obtenidas por los aviones durante sus vuelos de reconocimiento a la isla mostraban un número determinado de letrinas.
La inteligencia militar estadounidense, descubrió que extrapolando y calculando cierto grado de error, se consiguiera sacar con cierta aproximación el número de tropas existentes en la isla.
Este factor fue decisivo para poder tomar la isla al asalto.
Esas dos conclusiones que resultaron ser muy ciertas consiguieron facilitar la toma de la isla pues descabezaron el mando japonés, y la toma al asalto (aunque fue muy dura), se consiguió en gran medida pues conocían con bastante exactitud el número de tropas, tanto que de no haberlo conocido los americanos pudieron haber abandonado la toma de la isla el primer día a causa de la feroz resistencia japonesa.

PREPARACION DE LA MONTERÍA
Dentro de la preparación de la montería y una vez después del cebado de la mancha, y siempre sin internarse dentro de ella para evitar el molestar a las reses del encame, uno de los factores en los cuales me fijo suele ser en la cantidad de heces de las reses, que hay en los comederos con el objeto de poder evaluar con cierta aproximación el número de animales.
Conocemos que el cervuno es rumiante y por tanto tienen cuatro estómagos o departamentos para poder descomponer los alimentos ricos en fibra.
También sabemos que el jabalí es monogástrico, siendo a la vez omnívoro, teniendo una alimentación distinta.
Pistas de mierda
Podemos obtener la premisa después del cebado a una hora determinada, que las heces las depositan después de la rumia, y de levantarse de la rumia, pudiendo fijar una población en la mancha en un tiempo determinado.
A su vez el color y la temperatura de las heces nos dirá cuanto tiempo hace que haya estado allí el animal.
Sabido es que los trackers africanos tocan las heces y calculan el tiempo de ventaja, que lleva la presa con un alto grado de exactitud.
Hay una serie de censos en las poblaciones salvajes que se hacen en función de las heces, recuerdo más en concreto que para conocer las poblaciones de lobos es primordial estudiar las heces, extrapolando y estableciendo el número de manadas y los componentes de cada manada, con un margen de error muy pequeño
Dentro de la caza menor, podemos conocer si una madriguera es de un tejón o de un zorro.
Saber la población de conejos, e incluso en invierno por las deyecciones en círculo de las perdices, se puede averiguar el número de perdices de una parte del coto.
El búnker
Respecto al búnker me suele suceder la comparación con las partes más apretadas del monte a las que denomino «búnker» como los grandes e impenetrables zarzalones con una entrada o tronera, con la vereda limpia, aquí, amigo montero, es donde suelen estar los grandes cochinos.
Sucede lo mismo con las mariposas de monte (esa parte de monte viejo más dura e impenetrable, rodeada de monte menos denso), de la misma forma las peñas más cubiertas en la cuerda, es donde están los «portillos» o pasos de la cuerda, más transitados de los cochinos.
El símil con la introducción viene dado en tanto en cuanto que la inteligencia militar en el campo tiene su aplicación y uso durante los días/semanas anteriores a la celebración de la montería, pues puede evitarnos el dar un auténtico «patinazo» si ha cambiado algún factor, como la lluvia, el viento, o el frío. Sin incluir otro tipo de factores exógenos.

«El cochino grande, en poca leña»
Esto no quiere decir que siempre los cochinos grandes se encamen en la zona más abrupta e inaccesible del monte, NO.
Es conocido de sobra el dicho de «el cochino grande, en poca leña» que viene a colación del símil del búnker, allí donde tenga la comida cerca, donde la zona esté tranquila y resguardada, es donde puedes encontrar al macareno de tus sueños. En una triste retama, alejado de la sierra puedes encontrar tu macareno.
Este año en la ribera de los ríos (sobre todo en dos riberas que conozco pertenecientes a la zona de Sierra de San Pedro) se han matado cochinos de más calidad, que en los aguaderos de la sierra.
Precisamente este último domingo estaba en una montería cercana a Cáceres en una mancha donde no había jara, todo cerros muy suaves, con mucha chaparra y mucha retama, bueno pues la cantidad de cochinos abatidos hace que muchas de las monterías conocidas se pongan rojas de vergüenza al ver la comparación.
Amigo montero, fíjate siempre en los datos que nos proporciona la mancha a cazar, aunque esos datos sean «de mierda».
La inteligencia militar y la batalla de Tarawa; por Tomás Cortés Sánchez
«La inteligencia militar es una contradicción en los términos», Groucho Marx



