África Con los prismáticos en la mano

En el cementerio de Fort Archambault, por José García Escorial

En el cementerio búfalo
En el cementerio de Fort Archambault, es una lección magistral de José García Escorial sobre cómo actuar cuando un búfalo está herido.

Mi primer búfalo lo cacé, hace casi cuarenta años, en Zambia.

Tuve la fortuna que fuera un ejemplar de 45 pulgadas de trofeo ‘tip to tip’, aunque, dicho sea de paso, no tuve ningún mérito solo la fortuna de estar allí.

En el lance el animal se quedó arrodillado, y tuve un momento de duda en el remate, en ese breve lapso de tiempo el profesional le metió entre ojo y ojo una bala en el cerebro.

Aprender de Mike Heat

Mike Heat me enseñó, no mucho tiempo más tarde, a cazar búfalos, de mi misma edad; altura y complexión física, Mike abrasaba a los búfalos, no los dejaba respirar, y si hubiera sido necesario se hubiera puesto encima de ellos.

Cazábamos las licencias locales de kwachas al final de temporada, para que el personal se llevara cada uno un montón de carne para sus hogares necesitados siempre de proteínas.

Mike en el primer lance ante mi duda, disparó, el búfalo cayó, y yo me quedé con la miel en los labios y la lección aprendida igual que con mi primer búfalo.

Syncerus caffer

He cazado varios centenares de búfalos cafre o del Cabo, en toda su área de expansión donde estuviera permitida su caza. Su nombre científico –Linneo– es curioso: Syncerus caffer.

Muy sincero no me parece, esto es un mal y recurrente chiste.

Y lo de caffer, kafir o cafre es la palabra que utilizan los musulmanes para identificar a los que no creen es Dios. Caffería era la zona sur de África, coincidente con la colonia de El Cabo.

En el cementerio de Fort Archambault…

«En el cementerio de Fort Archambault las tumbas de los cazadores muertos por los búfalos eran superiores al resto de las de los otros cuatro grandes africanos juntos». Es una clásica, veraz y concluyente afirmación.

Los búfalos son animales gregarios, pacíficos, pero una vez heridos se pueden convertir en una máquina apisonadora cargándose cazadores.

Muchos neocantanos cazadores en su primer safari anhelan sufrir una carga de un búfalo, después de leer una y mil veces historias de la agresividad ilimitada de este poderoso animal.

No saben lo que dicen. Carlitos me dio la tabarra antes de ir a Tanzania, deseaba que un búfalo le cargase, dejaron herido uno y siguiendo la huella, Carlitos lo vio corriendo y dijo: «¡Ahí va!». Como si fuera una liebre manchega, el animal al citarlo se vino con la fuerza de un portaviones… Carlos no se fue al cielo ese día, sino un poco más tarde por un cáncer, pero se tuvo que arrastrar cuando el búfalo moribundo después de una ensalada de tiros casi inútiles, en su postrer aliento intentara morderle las botas.

Monte muy cerrado y quebrado. ¡Atrévete!

No es lo mismo un arranque en lo limpio a cincuenta metros que la carga en bosque cerrado

Mike me enseñó a despachar el asunto a la menor oportunidad y así lo hice en muchas ocasiones, en alguna no estuve tan fino, y hubo que torear, pero fueron las muy menos, pero muy menos.

Los búfalos heridos, seguidos y presionados tienden a cargar, pero no es lo mismo un arranque en lo limpio a cincuenta metros, que te puedes fumar un puro y tomar un par de gin tonics, antes de echarte al rifle al hombro, que la carga en bosque cerrado, con apenas visibilidad y sin tiempo de reacción.

«Soy un cobarde con miedo, pero intento no cometer errores, o minimizarlos, cuando se trata de caza peligrosa»

Mi amigo Gonzalo, desparecido por el COVID, me halagaba en público diciendo que yo era la persona más valiente que había conocido en su vida.

La verdad que soy un cobarde con miedo, como casi todo el mundo, pero intento no cometer errores, o minimizarlos, cuando se trata de caza peligrosa.

Como profesional, mejor llevar a búfalos un calibre que apriete 600 grains que 300

Para ir de profesional, o de acompañante ilustrado, mejor llevar a búfalos un calibre que apriete 600 grains que 300.

Luego imponer absoluto silencio.

Quizás mejor, en esta ocasión, no llevar al cazador cliente, si no se tiene confianza con él, porque es muy capaz en el momento de la verdad dispararnos a nosotros o a algún pistero.

No arriesgar en exceso, y que Diana, Huberto, Eustaquio, junto con toda la corte celestial, nos echen una mano.

Ya estamos aburridos de tanto vídeo en el que vemos lo mal que hacen las cosas

En la temporada pasada en Sudáfrica pensábamos que un búfalo hizo doblete con el profesional y con el cazador, el profesional sobrevivió, y el cazador tuvo un lúcido funeral en su lugar de origen.

Los búfalos cafres son peligrosos en todos los sitios, y ya estamos aburridos de tanto vídeo en el que vemos lo mal que hacen las cosas, cuando en ellos con especial empeño se pone en riesgo a las mujeres de los cazadores en dejarlas viudas o viceversa, dejar viudos a los maridos de las cazadoras.

Búfalos tremendos, pero… en el cementerio

En Sudáfrica se están consiguiendo búfalos tremendos, muy pronto serán habituales los de 50 pulgadas, ya lo son los de 47 pulgadas, pero los cazadores parece que van de romería, sólo les falta llevarse la empanada gallega y el ‘pulpo a feira’, los profesionales, muy poco curtidos, también ponen de su parte para que se masque la tragedia.

Hace unos años un búfalo nos dio tanta guerra que tardamos cinco días en poder cobrarlo al estar herido en la primera jornada. Al día siguiente Scott conmigo y cada uno con un exprés ‘gordo’, sudamos tinta en el bosque muy cerrado, sin, gracias a Dios, encontrarlo.

Una de las peores experiencias de mi vida

Ayer, tal vez, fue de las peores experiencias de mi vida, primer búfalo para el profesional, también para el cliente. «Por favor, échales una mano», me solicitan.

El primer día vimos en un grupo un búfalo muy bonito de cuernos y muy grande de cuerpo, y siempre cuando huían el iniciaba la marcha, era el líder en un grupo de 14 machos. Pero no nos dio oportunidad alguna.

Al día siguiente yo le afirmé al cazador que ese búfalo se iría para Nuevo México, donde vive. Afirmación gratuita, pero daba optimismo al brutal madrugón, y estar en el agua más querenciosa entre dos luces, pero ya habían bebido, madrugaron más que nosotros.

Aunque no tardamos mucho en dar con ellos, pero el viento se los llevó. En otra aproximación comprobando yo con mi botellita de ceniza la dirección del aire, y dirigiendo el rececho, lo tuvimos a tiro en lo limpio, eran 145 metros, y seguro que podría alcanzar el bosque cerrado que encontraba detrás del grupo.

Nos dieron las 10:30, el sol comenzaba a apretar, y los vimos dentro de lo sucio y empezaron a tumbarse. Solución, moverlos, Nneva el pistero dijo que no lo haría, yo le dije que estaba dispuesto a pagarle un funeral de cinco estrellas y que su familia se quedaría muy contenta, sería la mejor oportunidad de su vida, pero creo que no me creyó porque no se metió a levantarlos. En cambio, el joven profesional se hizo el valiente y para allá que se fue, pero unos 100 metros antes de llegar a los búfalos le sacaron por el viento y se largaron.

El búfalo alcanzó el bosque sin poder repetir el tiro

Dos horas de búsqueda sin dar con ellos, hasta que, claro que los encontramos, en caso contrario no hubiera escrito nada.

Sobre búfalo cruzado, el tiro no fue malo y sonó muy bien, pero alcanzaron el bosque sin poder repetir. El ‘cobarde’ de Nneva cogió el rastro del herido, y a renglón seguido ocupó la última posición detrás mío. El joven profesional iniciaba la marcha con un .375, el cazador detrás con un rifle con visor, y yo con un .458 Lot con miras abiertas.

Vimos el búfalo, el chaval no tiró, sino que le dijo al yankee por tres veces «¡tira!», y este le daba al gatillo, pero el seguro impidió el disparo.

En el cementerio búfalo
Un trofeo de 112 puntos SCI y soldados los cuernos.

No hubo funeral por muy poco

El búfalo ahora en lo más sucio.

Breve cónclave convocado por mí, primero no se habla y segundo el que lo vea que tire una bala, o la tarjeta de crédito, o la medalla de la primera comunión, o la colección de cromos de Di Stefano, el Capitán Trueno o el Jabato, cualquier cosa, pero hay que tirar, tirar y ‘requetirar’.

La sangre marca la vegetación y, claro, es muy reciente. Y el búfalo cumpliendo con su deber se arranca de repente, el profesional le tira a la mitad del morro, balazo inútil, el cliente dispara con el visor a ninguna parte, yo me abro un poco para no llevarme al cliente por delante, y por fortuna, cuando está a punto de cornear al chaval, le hago rodar, con un tiro alto al hombro pero que al alcanzar la columna lo deja paralítico, el americano descarga todas sus balas, y aún me pide mi rifle para poner punto final al drama.

No hubo funeral, pero por muy poco, para la próxima ocasión he pedido que me doblen mi salario, mis emolumentos, mi caché de artista invitado.

En el cementerio de Fort Archambault, por José García Escorial

Burchell Game Reserve, Alicedale, Cabo Este, Sudáfrica, 17 de mayo de 2024

Safari Headlands – José García Escorial
Website: http://www.safariheadlands.org
Tel:+34-914 670 150 / +34-914 686 622
Móvil / WhatsApp +34 620 210 069

 

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