Hace más de treinta años en mis primeros viajes a Las Vegas para las convenciones de caza en Estados Unidos, las dos cosas que más me llamaban la atención eran los espectaculares montajes de taxidermia y el bajo precio de la comida en los restaurantes, que luego comentaba en La Rebeca Loca, el establecimiento de Nines donde solía almorzar varias veces a la semana, y destacaba un plato que era entrecot con langosta, y el precio era de nueve dólares, no es que te dieran un churrasco de medio kilo, ni una langosta de dos toneladas (era medio bogavante y no de gran talla), pero con la sopa de entrada, una ensalada y sus patatas al gusto del cliente, estabas más que servido por ese precio.
Langosta versión crustáceo
Nosotros, en español, distinguimos langosta de bogavante (‘lubrigante’ en las Rias Baixas), en cambio ‘homard’ en francés o ‘lobster’ en inglés generalizan a esta familia de crustáceos muy similares.
El poner el nombre en francés es por una anécdota que tiene su gracia.
Estábamos Carlos y yo a la búsqueda de proveedores de caza de alce en la península de Gaspé, Quebec, Canadá oriental, la zona de mayor densidad del mundo de este cérvido, y en el hotel dónde nos hospedamos en la localidad de Matane había un ‘Festival du Homard’, preguntamos en recepción, y nos informaron que por un precio fijo en el restaurante podíamos comer todo lo que quisiéramos, bufet libre de langosta.
La primera cayó en un santiamén, pero la segunda, a pesar de la demostrada muy buena boca de mi ‘master bear’, Carlos, pasó con dificultad y para la tercera no hubo comensal ibérico disponible.
Ya me había ocurrido antes en Portugal el hartazgo de este marisco, y la verdad que la única vez que me atreví a pedir más langosta fue la muy famosa de allí, en la localidad de La Guardia (Pontevedra).
Langosta versión insecto
Pero en español al hablar de langosta también usamos el mismo vocablo para señalar a un insecto de una especie de saltamontes, más bien una fase de su desarrollo, que es muy reconocido por formar una de las siete plagas de Egipto.
Lluvia de langostas había sufrido en una ocasión en Túnez. Hace casi cuarenta años, mi amigo Ricardo y yo tuvimos que salir a raquetazo limpio de la pista de tenis ante una nube que tapó el cielo de negro, y que hizo que cayeran en el resort de vacaciones, donde nos hospedábamos con nuestras mujeres, millones de langostas que nos hicieron estar casi sin salir de nuestras habitaciones durante cuatro días.
Plaga de langostas en las provincias del Cabo por Semana Santa 2022
Esta langosta bíblica, también presente en el Corán y relatada en la Ilíada, nos ha caído en esta Semana Santa en las provincias del Cabo en Sudáfrica, donde nadie recordaba que hubiera sucedido este fenómeno natural con anterioridad.
Pero el enjambre de millones de insectos alados ha permanecido con nosotros durante una semana larga, hasta que la ‘locusta’ nombre en latín y científico de la especie migratoria, o ‘loscut’ en inglés, nos han casi abandonado.
El único limonero de Paoland
Tengo en Paoland un limonero, uno solo, en años anteriores me habían alegrado sus frutos algunos gin-tonics, pero la escasa cosecha unida a la acción devastadora de los babuinos, no había dado para más.
Este año en cambio el árbol estaba que se rompía, y ante la inminente presencia de los primates, nos dispusimos a la recolección limonar.
David, uno de los guardas, decía que habría unos 60 limones, Pao, mi mujer, afinaba hasta los 62, y yo opinaba que había varios cientos, la verdad es que sin recoger todos, no teníamos más cajas, llegamos a dar en la romana 100 kilos de este cítrico.
Un facochero con historia
Lo del facochero, para cumplir con la receta titular de este escrito, también tiene su historia.
Suelo regalar a mi personal uno de los productos que más desean los locales de este continente, y que es la carne de caza.
Pero entre estar ocupado poniendo a punto nuestro lodge para la temporada de 2022, más el inconveniente de la plaga de langosta, sumado al tiempo meteorológico irregular, pues ni oportunidad había tenido de sacar el rifle al campo.
Abril no es muy buena época para facocheros en el hemisferio sur africano, la posibilidad de encontrar de manera fácil agua, evita la concentración de este suido, además hay muchas madres con crías.
Facocheros en abundancia no los hay en muchos sitios. Facochero con langosta y tarta de limón: receta
Pero bueno, hay que echarse al monte por si acaso, y aprovechando un día con sol y temperaturas moderadas, mi ‘sufridora’ decidió acompañarme, y cuando casi estaba a punto de sonar la alarma para irnos de vacío, pudimos cargar en el coche un macho apañado, que nos solventaba los problemas de intendencia de carne de caza para nuestro personal.
Muchas personas, a lo largo de los años, ante nuestras constantes ofertas de 10, 20 o 30 facocheros, nos preguntaban si es que los criaban, y la respuesta es que nadie se dedica a conseguir un producto que en cinco años de crianza apenas tenga valor.
Los facos son del campo, y en abundancia no los hay en muchos sitios, aparte es la especialidad de caza mayor del mundo con diferencia la más económica, y además los trofeos te los llevas en la maleta sin problemas (1).
La receta no es mala, la excelente carne de facochero asada, con una cola de langosta (de mar) a la parrilla y una tarta de limón para cerrar un buen menú. Están invitados a probarla.