Hace muchos años mi interés personal cinegético en acudir al Pamir en Tayikistán lo di por finalizado al conseguir allí mi tercer argali de Marco Polo.
Pero eso no supuso el cancelar mi viaje anual al llamado techo del mundo, la llanura del Pamir tiene la altura sobre el nivel del mar más elevada del mundo, por eso le adjudican ese nombre.
Marco Polo y el Ovis ammon polii
Marco Polo, el viajero veneciano del siglo XIII, ya fue en su época muy discutido sobre la veracidad de sus afirmaciones en su Livre des merveilles du monde, pero si está en duda que diera a conocer en Europa la pasta, los helados, el papel moneda, o la infantil piñata, pero lo que sí es cierto es que describe la existencia de un carnero de cuernos sorprendentemente desarrollados, lo que conocemos por Ovis ammon polii, en homenaje a este controvertido personaje.
El Pamir, un lugar legendario para los cazadores
Hay lugares legendarios en la mente de todos los cazadores como Altai, Selous, Luangwa, Matetsi, Ruaha, Okavango, Alaska, Gredos, Kamchatka y tantos otros que significan, aventura, belleza y sobre todo libertad, y el Pamir está entre ellos.
Han sido muchos años, muchas cacerías de este bellísimo animal, algún berrinche gordo, y siempre revoloteando sobre mí los naturales inconvenientes de pasar temporadas alrededor de los cinco mil metros, que nunca tu cuerpo termina por acoplarse.
En el Pamir es muy normal sufrir cefaleas, colitis e insomnio
Es muy normal sufrir cefaleas, colitis e insomnio, y cada persona lo padece de un modo individual, no genérico. En mi caso particular son infrecuentes los dolores de cabeza, pero de los otros dos no me libro cada año, es decir que sin alimentarme y sin dormir, me convierto en una piltrafa humana y deseando salir pitando de allí.
No es una cacería en la que, en la actualidad, mi presencia aumente en importancia cualitativa el hecho cinegético. Mi grave accidente cardiovascular de 2006, fue un más que suficiente aviso para que limitara los esfuerzos que requiere cazar en el Pamir.
Además he visto suficientes cazadores ‘comepiedras’ fracasar en sus anhelos, y más de uno incumplir de modo flagrante y culposo las mínimas normas de comportamiento poniendo su vida en serio peligro, de modo ridículo e infantil, para luego al salir con serias dificultades del atolladero, léase hospital, no reconocer su estulticia.
Lo anterior confirma que no hay nada como escarmentar en cabeza ajena, y considero que está más que sobrepasado para mi cazurrear por los cinco miles. Serán otros miembros de mi equipo los que, cuando sea necesario, acudirán a estas latitudes.
Hemos enviado al Pamir tayiko unos doscientos cazadores en los últimos veinte años, y todos recibieron sus trofeos
En estos últimos veinte años, fecha en que se pudo empezar a trabajar en directo sin la obligada servidumbre de Moscú, hemos enviado al Pamir tayiko unos doscientos cazadores de tres continentes y de nueve nacionalidades diferentes. Con mi presencia se cazaron unos cincuenta carneros de Marco Polo. Y todos los cazadores recibieron sus trofeos, dato este para acallar bocas y maledicencias intencionadas.
La anterior experiencia acumulada espero que siga siendo, lo será sin duda, una continuada presencia de futuro de nuestros cazadores allí.
De golpe abrí los brazos y la fuerte ventisca se llevó a las altas cumbres todas mis pertenencias, mis recuerdos
Recogí todas mis pertenencias, que en el Pamir almacenaba, durante tantos años, prácticamente los últimos veinte años, y cuando terminé de hacer las fotos, con las manos congeladas como casi siempre, y me abracé a mí mismo muy fuerte, de golpe abrí los brazos y la fuerte ventisca se llevó a las altas cumbres todas mis pertenencias, mis recuerdos, creí verlos alejarse de mi alborotados, y allí entre el cielo de color ceniza pude leer:
«¡Bien hecho, pater, trabajo terminado!». Y a la vez pude vislumbrar una amplia sonrisa que se la llevó el fuerte viento.
«Gracias, hijo –musité–, por cuidar siempre de nosotros.»